
El duelo es un camino sin un marco de tiempo establecido. Durante las etapas más profundas del duelo los dolientes pueden sentir una pérdida total: pérdida de razón de vivir, pérdida de alegría, pérdida de esperanza. También pueden sentirse intensamente leales a su relación perdida y resistirse a cualquier cosa que los aleje de esa relación perdida. Pueden centrarse en honrar, recordar o revivir el pasado, en lugar de pensar en el presente (comer, descansar, conectarse con otros) o pensar en el futuro.
Las señales de que el camino del duelo es menos turbulento incluyen: el lento retorno del placer o la alegría, anhelar las cosas en el futuro, un retorno o nuevo sentido de propósito, acercarse a los demás, volver a involucrarse en la vida y la falta de miedo hacia las etapas del duelo. Este es un proceso que no sucede de una vez. Se presenta de manera de pequeños pasos de retrocesos y avances.
Una señal final de un camino de curación bien recorrido ocurre cuando una persona afligida puede pensar en su pérdida como un recuerdo feliz y no experimentar un dolor agudo como antes.